Los pensamientos producen sentimientos. Si nos centramos en las decepciones sufridas, Caeremos en profunda depresión. Si nos centramos en la fidelidad de Cristo, ¡descubriremos que hay libertad espiritual!
Al viajar a menudo nos encontramos con tormentas violentas. En esos casos, debemos decidir si seguimos adelante o nos protegemos en un lugar seguro para esperar hasta que pase el mal tiempo. Las oscuras nubes de la depresión no son muy diferentes. Usted puede decidir si va a buscar ayuda o va a enfrentarlas sin ayuda; buscar la perspectiva divina o quedarse sumido en la amargura. Sin importar cuánto tiempo haya estado el cielo nublado o cuánto tiempo su alma ha estado desanimada, usted puede hacer suyas las palabras del salmista que dijo: “Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes”. (Salmos 27:13)
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”. (2 Corintios 1:3-4)
Más versos
Salmo 42:5-11; 1 Tesalonicenses 5:16-24